Teoria del Cerebro Triuno
TEORIA DEL CEREBRO TRIUNO
Paul D. MacLean (1 de mayo de 1913 – 26 de diciembre de 2007) fue un médico norteamericano y neurocientífico quien hizo contribuciones significativas en los campos de la psicología y la psiquiatría : Su teoría evolutiva del cerebro triúnico propone que el cerebro humano es en realidad tres cerebros en uno: el reptiliano, el sistema límbico y la neocorteza.
Las investigaciones sobre la base neurológica de la emoción se vieron interrumpidas por la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, volvieron a tomar su rumbo en 1949, cuando Paul MacLean recuperó y amplió la teoría de James Papez.
De hecho, la teoría de Papez habría desaparecido silenciosamente y hubiera pasado a la historia si no hubiera constituido la principal fuente de inspiración en la teoría de MacLean.
Después de haberte explicado en qué consiste la neuroplasticidad cerebral y haberte contado cómo se forman las redes hebbianas –redes neuronales- que conforman el soporte físico del aprendizaje, debería pasar a contarte cómo funciona cerebralmente el proceso del aprendizaje. Sin embargo, antes de ello, creo que debo contarte cómo está estructurado nuestro cerebro desde el punto de vista evolutivo ya que este conocimiento es básico para entender el resto de funciones cerebrales en relación con nuestro comportamiento.
En la década de 1950, el neurocientífico norteamericano Paul MacLean desarrolló la teoría del cerebro truino. Las investigaciones de MacLean sugieren que nuestro cerebro se desarrolló incorporando cada vez funciones más complejas, sin embargo en lugar de integrar las funciones más primitivas en el resto del cerebro, estas funciones continuaron siendo gestionadas por la estructura más antigua ya que era la que estaba altamente especializada en gestionar dichas funciones. Algunos detractores de esta teoría afirman que no se puede simplificar el funcionamiento del cerebro a esta estructuración, debido a que, por ejemplo, no se puede entender un cerebro cognitivo sin su aspecto emocional y viceversa. Sin embargo, la teoría en ningún momento afirma que una parte del cerebro actúa independientemente de la otra, sino que es una forma de estructurar el cerebro para poder entender su funcionamiento, basada en su desarrollo evolutivo y en la complejidad de sus funciones y que para nada excluye que el cerebro funcione en red mediante la interacción de todas y cada una de sus estructuras.
La teoría de MacLean dice que el cerebro se puede dividir en tres estructuras principales, según la complejidad de sus funciones:
- El cerebro instintivo o reptiliano, que compartimos básicamente con el resto de los reptiles.
- El cerebro límbico o mamífero, que compartimos con la mayoría de los mamíferos.
- El cerebro cognitivo-ejecutivo o cerebro humano que, aunque lo poseen otros animales de forma poco evolucionada, se puede decir que es el que nos hace humanos por el desarrollo que alcanzó en el homo sapiens-sapiens, hace unos 150.000 años, según los antropólogos.
Los tres cerebros se desarrollaron en forma de capa uno por encima del otro.
El cerebro instintivo o reptiliano
Está compuesto por el tallo cerebral, los ganglios basales y el sistema reticular y ocupa el 5% de la masa cerebral. Su función principal, al igual que en el resto de las especies, es asegurar nuestra supervivencia y la de la especie. Esta área cerebral no entiende de pasado o futuro, sólo vive el presente y así reacciona. Actúa como primer filtro de la información que percibimos del medio ambiente. Su función es actuar y ante posibles amenazas sólo tiene dos tipos de respuesta: ataque o huida. Es el responsable de nuestra resistencia al cambio ya que evalúa a lo conocido como seguro y a lo desconocido como peligroso para la supervivencia.
El cerebro límbico o mamífero
Está constituido por 6 estructuras y ocupa el 10% de la masa cerebral:
- El tálamo
- La amígdala (emociones)
- El hipotálamo
- Los bulbos olfatorios
- La región septal
- Hipocampo (memoria)
Con la aparición de este cerebro, aparece la capacidad de aprender y modelar las respuestas automáticas pro-supervivencia y por lo tanto memorizar nuevas respuestas para poder utilizarlas en situaciones futuras semejantes. Es decir procesa experiencias presentes y pasadas.
Un reptil nace con todo lo necesario para sobrevivir y su capacidad de aprendizaje es muy limitada. Sin embargo un gatito nace sin saber cazar y es el aprendizaje lo que le permitirá sobrevivir.
Funciona como segundo filtro de la información que ingresa a nuestro cerebro evaluando los estímulos en dos grupos: Dolor o placer, el dolor lo considera malo para la supervivencia y el placer como bueno para la misma. A diferencia del cerebro instintivo, el cerebro emocional es adaptable y por lo tanto acepta situaciones o estímulos nuevos, a los que evalúa como placer o dolor. Cada vez que experimentemos dolor o placer, nuestro cerebro límbico buscará la causa y la guardará en la memoria. Estos aprendizajes no son nunca fijos o indelebles, aunque cuando se asocian a dolores o placeres muy intensos son muy difíciles de modificar y nos llevará a lo que llamamos conductas de acercamiento cuando los estímulos estén relacionados con el placer y de alejamiento o lucha cuando estén relacionados con el dolor. En todos los casos, en términos de esta codificación en la memoria, cuando hablamos de placer no hablamos de felicidad, sino de si es garantía de supervivencia y en el caso del dolor, peligroso para la supervivencia. La información percibida por nuestros sentidos tarda 125 milisegundos en llegar a este sistema, recuerda este dato porque será muy importante para comprender nuestras reacciones emocionales.
El cerebro cognitivo-ejecutivo o cerebro humano
Es la parte más desarrollada del cerebro y en los seres humanos es la que nos diferencia del resto de los animales. Su función cognitiva-ejecutiva hace referencia a la capacidad de procesar la información de forma consciente. Ocupa el 85% de la masa cerebral, no obstante el cerebro instintivo y el cerebro límbico, a pesar de ocupar sólo un 15% de nuestro cerebro tienen una influencia enorme en nuestra actividad cerebral debido a que son los primeros en evaluar los estímulos percibidos –¿recuerdas los 125 milisegundos?-. El cerebro cognitivo, se enciende siempre después de los cerebros anteriores, la información tarda 375 milisegundos más en llegar a esta estructura cerebral, y es de acción lenta ya que consume mucha energía.
Es donde se llevan a cabo los procesos intelectuales superiores, el desarrollo social, el proceso racional de entendimiento y análisis, la planificación y la habilidad de procesar experiencias futuras y la creatividad mediante la imaginación.
En él se encuentra la parte que nos hace realmente humanos y ésta son los Lóbulos pre-frontales y está estructurado en dos hemisferios, el hemisferio izquierdo está asociado con el razonamiento lógico, el análisis, la descomposición de un todo en partes y el lenguaje y el hemisferio derecho está asociado a la creatividad, la imaginación, los procesos asociativos globales, las relaciones espaciales y al proceso de las emociones
Esta vez ha habido más información que en las ocasiones anteriores, pero creo que era necesario para redondear el tema.
¿Hemisferio Derecho vs. Hemisferio Izquierdo?
La subdivisión de la “neocorteza” en dos hemisferios ha despertado tanto interés como los estudios acerca del “cerebro triuno”. En esta línea han sido de gran significación los experimentos de Sperry, Gazzaniga y Bogen, los cuales han demostrado que en los humanos existe una
hiperespecialización hemisférica.
El hemisferio izquierdo, que rige el lado derecho del cuerpo, es el asentamiento de facultades como lenguaje, el racionamiento lógico, las matemáticas; mientras queel hemisferio derecho rige el lado izquierdo del cuerpo y controla facultades referidas a la intuición, las relaciones espaciales, reconocimiento de imágenes, patrones y configuraciones.
El reto de la educación no solo es adaptar la enseñanza a la manera de aprender del niño, sino de ayudarlo y estimularlo para que utilice las facultades de ese otro hemisferio cuyo potencial él mismo desconoce. Aun cuando él continúe teniendo un estilo de aprendizaje determinado, es nuestro deber ayudarlo a tomar conciencia sobre diferentes y enriquecedoras maneras de percibir, procesar y comunicar información, para beneficio de su crecimiento armónico: manos-corazón-pensamiento. Esto podría explicarse por la vieja creencia según la cual las facultades creativas estuvieron concebidas como innatas a cada individuo, y muchas veces consideradas como dones divinos. Sin embargo los estudios mencionados sobre el funcionamiento del cerebro han permitido el rescate de las facultades del hemisferio derecho como factibles de ser estimuladas y desarrolladas
Estos hallazgos, más allá de la importancia dentro del campo de la neurofisiología, ofrecen un nuevo paradigma que nos desafía, como educadores, a desarrollar el pensamiento divergente y creativo; líneas de pensamiento que, lejos de ser antagónicas, deben ser estimuladas a trabajar en armonía. Por otra parte, ambos hemisferios de la neocorteza deben armonizar con las motivaciones y funciones del sistema límbico y del sistema reptil.
Cuando el docente conduce, estimula y permite que el estudiante interactúe con sus procesos, el control de la ocurrencia del aprendizaje es mayor, la información tiene mayor posibilidad de convertirse en conocimiento y en consecuencia la enseñanza es más efectiva. Sólo en este caso el docente puede hablar de “logro de objetivo” recordando la famosa frase: “El docente enseña cuando el estudiante aprende”
El docente de hoy y de mañana debe comprender que el aprendizaje es una experiencia que involucra procesos activos en múltiples niveles, incluyendo el inconsciente, y que es necesario considerar los resultados como producto de fluidez e interacción. El ideal pedagógico de nuestro tiempo “aprender a aprender” requiere de un docente capaz de enfrentar el reto de la novedad con variedad de estrategias y modalidades instrumentales, en constante búsqueda de optimizar logros, y comprometido afectivamente con su tarea formadora de las cualidades humanas de la nueva generación, la cual espera que el docente está permanentemente dispuesto a “aprender a enseñar” para a su vez ser mediador del “permanente aprender”.
La expectativa social consiste en un docente que convertido en “Ola Creativa” sea capaz de orquestar tantas variables aparentemente disímiles, pero que de manera integrada conducen al mismo objetivo: contribuir a la realización del SER.
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